¿ESCUELA DE BELLAS ARTES en un CAMPO DEPORTIVO? A

¿ESCUELA DE BELLAS ARTES en un CAMPO DEPORTIVO?

A

lo largo de la historia del arte, muchos artistas no han pisado una Escuela de Bellas Artes (Van Gogh o Gauguin). Otros como Paul Cezanne, han sido desaprobados en las pruebas de admisión. Por ello podría parecer secundario el aspecto arquitectónico de un centro de estudios que pretende formar artistas.

Sin embargo si tiene importancia el uso al que se destine sus espacios internos o externos. Porque es en los talleres y lugares comunes que los futuros artistas podrán descubrir y dominar, no solo los materiales o técnicas. Es ahí que descubrirán y desarrollarán un lenguaje artístico que corresponda a la personalidad de cada uno de ellos. En medio de confrontaciones de obras e ideas; de discusiones y polémicas. Viendo obras de otros artistas locales, nacionales y del mundo.

Los alumnos requieren de espacios adecuados para mostrar sus trabajos de pintura o escultura y que estimulen la discusión entre estudiantes y docentes. Necesitan aprender a realizar una exposición artística; a conseguir auspicios o financiamientos; a diseñar un catalogo. Qué exponer, con que criterios teóricos o de forma, etc. etc. Es lo que debe ofrecer una escuela de bellas artes que no esté traicionando su vocación principal, que es ayudar a revelar talentos que sean capaces de imponer sus obras aquí, en Lima o en el extranjero.

Por ello, me parece una especie de suicidio colectivo que la Escuela de Bellas Artes de Ayacucho, haya adecuado en el corazón de su local, un campo deportivo. Porque este campo, ocupará sobre todo el espacio mental y físico de alumnos y profesores. La vida de la Escuela tendrá tendencia a girar alrededor de partidos de fulbito, voley o basket. En una relación colectiva de enfrentamiento físico, donde la reflexión y críticas estarán ausentes.

En ese contexto, el aprendiz de artista y sus profesores se verán inevitablemente aplastados por las preocupaciones de la próxima “olimpiada deportiva”, en lugar de la próxima exposición a visitar. Preguntemos, ¿habrán visto las actuales muestras “Negro luminoso” o las impactantes fotografías sobre la violencia, en el antiguo local de la Escuela?

Mas bien este campo deportivo atraerá sobre todo jugadores del distrito y alrededores. ¿Y que será del espacio destinado a exposiciones para charlas u otras actividades culturales de las cuales podrían alimentarse los futuros artistas? ¿Donde los encontrarán?

¿Podemos imaginar que las esculturas, plantas y pileta del patio de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima sean remplazadas por un terreno de fulbito?… Sin embargo en Ayacucho si se está haciendo. Que deportiva manera de suicidar al arte y su formación en este “rincón de muertos”.

Es con cariño y nostalgia que expreso lo anterior porque me siento parte de esta Escuela que está celebrando su LVI aniversario. Ello no quita mi aprecio a todo el personal. Ni la admiración a la voluntad de sus alumnos de querer ser artistas, pese a que esta sociedad menosprecia al arte en general.