Imagen institucional, o ¿Máscara de la

Imagen institucional, o

¿Máscara de la institución?

M

e pregunto si Evo Morales habría podido ingresar a cierta ceremonia protocolar que se realizó en una hermosa casona colonial ayacuchana. Al actual presidente boliviano, el guachimán de servicio podría haberle dicho que no tenía el “traje adecuado” ya que nunca utiliza corbata, ni siquiera en reuniones con otros  presidentes del mundo entero.

Con esta actitud, Evo Morales está sacudiendo, al menos en su país, el concepto y práctica de la IMAGEN presidencial. En efecto, la imagen, como todo concepto subjetivo no es eterna ni una verdad a imponer como dogma.

La IMAGEN aparece en la historia del arte, ligada a la muerte. Sustituye al difunto para exorcizarlo o prolongar su presencia en el mundo de los vivos. (Las imágenes de bisontes muertos en la pintura pre-histórica o el cadáver del emperador romano expuesto varios días para dar la imagen de un poder que continúa…) La imagen es utilizada como intermediaria entre los vivos y los muertos, dioses y  hombres.

¿Cuál era el rol de los cuadros religiosos en plena catequización de los indígenas peruanos y paganos? Las pinturas describiendo la vida de los santos o vírgenes imponían naturalmente IMAGENES de la religión del conquistador, para ser aceptadas como únicas.

Hoy, en el mundo de la comunicación audio-visual, la imagen sigue sustituyendo a la realidad: si un hecho no pasa en la TV o en el noticiero, no existe o es menos creíble. Así, la podredumbre del sistema de Montesinos ha “existido” y chocado solo cuando llegó hasta nosotros vía la Televisión. Como los miles de campesinos torturados, asesinados “no existieron” por mucho tiempo para la población urbana, porque no había imágenes de ellos en la TV.

En la época “moderna” donde las apariencias y títulos son más importantes que el fondo, se cambian las oficinas de RELACIONES PÚBLICAS por las de IMAGEN INSTITUCIONAL. Entonces, una oficina de “imagen institucional” intentará naturalmente presentar la mejor imagen de su institución. Por ello, cuando se aborda esta función como debiendo presentar una IMAGEN, consciente o inconscientemente se intentará construir la mejor cara o máscara de una institución. Hay que redorarla constantemente. De producirse un hecho doloso que cae al conocimiento de la prensa, se podrá decir que “se está dañando la imagen de la institución” Se exigirá ciertos códigos de presentación, de lenguaje o de estar “adecuadamente vestido”, etc.

Como felizmente todo evoluciona, ya es tiempo que la calidad personal y profesional de una persona tengan mas valor que su corbata o medalla. Que la honestidad o competencia sean mas importantes que la APARIENCIA (imagen)… o la hipocresía.

Dairio LA CALLE, Ayacucho,16.08.06

felipe.lopez@laposte.net